Mentir para decir la verdad: la relación de Ciudadanos con el feminismo

Los verdaderos propósitos del feminismo liberal de Ciudadanos. Cómo y porqué los naranjitos han diseñado una estrategia para aterrizar en el movimiento mas en alza en España.

Žižek utiliza frecuentemente un chiste judío que dice así: «¿Por qué me dice que va a ir a Lemberg, si realmente va a ir a Lemberg?». Se trata de una anécdota entre dos amigos que habían creado un código por el cual, cuando decías que ibas a Lemberg significaba que ibas a Cracovia, y viceversa. Es decir, que para decir la verdad o lo que hay que oír, se tiene que decir una mentira. Esto no deja de ser algo terriblemente recurrente en la política actual y, sin lugar a dudas, las campañas electorales son gasolina para estos ingeniosos trucos de truhán o de vende alfombras. De esto, Ciudadanos sabe un montón.

Su última ofensiva ha tenido por objetivo el movimiento feminista y sus planteamientos teóricos más centrales. Han creído oportuno que, después de su ridículo histórico de hace un año, donde por subestimar y reducir un movimiento que en nuestro país se presenta como transversal y potencialmente apabullante, se quedaron de lado; recuperar y crear un arsenal de plástico y facha para ubicarse e introducirse en un movimiento que lleva haciendo teoría y pensándose desde finales del siglo XIX.

Así, han presentado un decálogo de demandas y exigencias de lo que ellos han llamado feminismo liberalEn el Fáctico, repasaremos sus demandas, las analizaremos y las criticaremos desde una perspectiva teórica que es más vieja que España y que Ciudadanos.

Estas son sus demandas:

1. El feminismo es una causa de todos: no es patrimonio de nadie.

Dejando de lado la reacción impetuosa de quien no está en el centro de la cuestión, como partido o como liderazgo, propio de un infante de 3 años celoso y caprichoso. Demandando algo así, en mi opinión, lo único que ponen de manifiesto es el hecho que todos conocemos, sobre todo las mujeres que llevan partiéndose la cara en asambleas, sentadas, pintadas, escraches y muchas otras formas de resistencia digna: Ciudadanos está poniendo el tren de aterrizaje en el feminismo como entidad teórica y práctica. Podríamos aceptar que algo así no tiene nada de malo, son sanguijuelas o al menos, como diría Gramsci, saber que lo que es propio del enemigo es atacar y herir, de lo contrario estaríamos siendo ingenuos y, especialmente, poco tácticos.

Por otro lado, la cuestión del patrimonio se debe responder como un liberal nunca se espera que se le responda, con sus referentes. Cuando pensamos en patrimonio, estamos realmente hablando de propiedad, pero desde un perspectiva un tanto menos mercantilista de la que impera ahora; por tanto, y como decía Locke en su capítulo 5 de Dos tratados sobre el Gobierno Civil, la propiedad es aquello fruto del trabajo humano, transformando lo que la naturaleza ha producido. Esto se puede aplicar de igual manera a las aportaciones teóricas que se han hecho al feminismo: el feminismo es propiedad de quienes han participado en el, tanto teórica como prácticamente. Esto significa que si hubiera o hubiese propietarios del feminismo, en última instancia, no son los liberales a los que ensalza Ciudadanos. Las madres, las abuelas, las que trabajan en casa y fuera, son portavoces y portavozas mucho más válidas de lo que pueden ser gente que reivindica los vientres de alquiler.

2. Nunca habrá igualdad sin libertad.

Esta es probablemente la consigna más liberal de todo el decálogo. Pero como uno no puede hacer liberalismo sino sabe de liberalismo, Ciudadanos lo hace, efectivamente, muy mal. En este marco es donde Ciudadanos mete con calzador temas como la gestación subrogada o la prostitución en el debate feminista. Precisamente, porque, como ellos dicen, el feminismo es patrimonio de todos, ellos se permiten hacer con este lo que les salga de los huevos (nótese mi voluntad de relacionarlo con los órganos masculinos). En primer lugar, para hacer algo así como feminismo liberal, Ciudadanos debería hacer el esfuerzo de pensar lo que significa la libertad y, en segundo lugar, explicarnos que significa poner un orden de prioridades entre ambos – o en todo caso porque se da esa causalidad.

A veces nos tomamos demasiado en serio su bagaje político, creo que en este sentido les sobrevaloramos: son solo un partido muleta o que funcionalmente existe por y para las oligarquía patrias. No obstante, debatamos y critiquemos su propuesta. El liberalismo hace un excesivo hincapié en la libertad individual y, por consiguiente, en las voluntades y deseos de los individuos. Sus condicionantes, su entorno y su influencias no son tenidas en cuenta. Por esto es necesario hacerles frente, hace falta una teoría crítica desde el republicanismo plebeyo y el marxismo. Si no tienes para llegar a fin de mes, una autoridad digna (sea en forma de Estado u otra) debe y ha de evitar que te veas abocada a vender tu útero o tu consentimiento sexual. Podríamos entrar en mayor profundidad en el tema, es de menester, sin embargo, que aclaremos que la cuestión de la prostitución está mucho más debatida en el movimiento feminista por su dimensión poliédrica y borrosa, que propiamente los vientres de alquiler, más denostados y criticados. Parece que Ciudadanos se haya caído de un árbol y quiera abanderar un movimiento en base a dos medidas que no constituyen ni el grueso de las preocupaciones que comparten las mujeres.

Déjenme juntar las propuestas 3 y 4:

3. El feminismo es necesario en España y Europa.

4. Que ninguna mujer tenga que elegir entre su carrera y su familia.

Ambas propuestas están bastante vacías. Un primer apunte sobre la cuarta: el liberalismo en muchas ocasiones ha representado una doctrina de la libertad de elección; aquí, yo creo, no obstante, que por méritos del feminismo, el de verdad -organizado y en las calles-, Ciudadanos ha optado por no remover el lodo y, a pesar de su cercanía con la teoría liberal y centrista, acepta y claudica frente a esto. Hemos visto muchas feminista liberales de academia aceptar y afirmar que si una mujer tiene mejor sueldo que su marido, este ha de permanecer en el hogar, haciendo, valga la redundancia, de mujer. Admitiendo, por tanto, que deben existir figuras diametralmente antagónicas (en términos dialécticos), es decir: bread-winner contra no-bread-winner

5. Feminismo no es decir ‘portavozas’, es cambiar políticas.

En este caso, el subtítulo dice más que el propio título: hacen especial énfasis en la igualdad de oportunidades. Lo cual está bien en un principio: ¡para combatir el machismo, hacen falta iguales oportunidades para todos: hombres y mujeres! Pero, nada más lejos de la realidad, ni Ciudadanos son comunistas, ni la locución ‘igualdad de oportunidades’ es un ente neutro exento de un velo de clasismo y falsa meritocracia. No hace falta ser un gran estadístico, ni sociólogo para detenerse en lo obvio: la ‘igualdad de oportunidades’ solo sirve si hay igualdad de posiciones. No vale con legislar para que todos tengamos, de manera objetiva, el mismo derecho de poder ser rico y pobre, jefe de Facebook o currela, la gracia es que todos empiecen desde la misma línea de partida, no que algunos empiecen desde su barrio de la periferia, a kilómetros del mismo objetivo de alguien que vive en una urbanización donde todos tus vecinos son jefes de Facebook. Me parece incluso, absurdo decir eso, cuando miles de feministas han demostrado, que no solo es un problema el techo de cristal (analogía para describir una falsa igualdad de oportunidades)  sino que, a su vez, existe algo mucho más allá y silenciado: un suelo pegajosoque hace increíblemente difícil medrar, no solo ya por el hecho de ser mujer, sino también, por la condición compartida de clase trabajadora y ya no digamos si eres migrante.

6. El feminismo liberal no excluye al hombre: es una batalla de toda la sociedad.

Esta consigna está tan vacía de contenido que es difícil entender cual es el rol de los hombres en este movimiento. ¿Debemos revisar nuestras actitudes, aceptar otros roles y alejarnos de tipos de formas de expresar nuestra relación con las mujeres o simplemente debemos intervenir en asambleas, decir en Twitter como debe actuar el feminismo y denostar a aquellas que nos dicen que no lo hagamos llamándolas Feminazis?

7. El feminismo liberal pone la educación en el centro. 

Podríamos decir lo mismo que en la quinta propuesta. Solo recordar que la educación es, efectivamente, motor de movilidad social en las clases medias-altas, pero que no suele funcionar muy bien en las clases trabajadoras, en su caso su forma de medrar se hace gracias a redes de contactos.

8. Ni un paso atrás en la lucha contra la violencia machista. 

Esta es difícil de criticar, es demasiado poco concreta, pero al parecer si que existe una cierta sensibilidad en Ciudadanos sobre este asunto. No obstante, me temo que hace falta una aproximación más profunda.

9. Nadie habla por mí: en el siglo XXI, paternalismo NO, solidaridad entre mujeres SÍ.

Recuerda en exceso a la primera. Quien no participa en le movimiento feminista, en ocasiones reprocha a quienes sí que lo hacen que se le hagan reproches. No quieren que otras personas hablen en nombre de las feministas liberales. Déjenme darle la vuelta: las feministas (las que se movilizan y se exponen a críticas feroces por redes de hombres que, con toda probabilidad votan a Ciudadanos) no quieren que una teoría política que expone a las mujeres pobres y solo se preocupa por las intenciones y preferencias de las mujeres de clase alta, tampoco quieren que se hable en su nombre. El feminismo es patrimonio de quien lo cuida. Y entonces me pregunto, si Ciudadanos reivindica un feminismo de todos, ¿para qué sirve el feminismo? ¿hacia donde va? ¿no pasa lo mismo que ocurre con el apelativo democrata, que todo el mundo lo usa para hinchar sus rasgos definitorios? Es por esa razón que se debe excluir a quienes lo merecen, tanto a los que afirman que existe democracia con capitalismo, como quienes se llaman feministas para exacerbar la lucha de clases, utilizándolo como bandera de las mujeres ricas.

10. Guerra de sexos es pasado, feminismo liberal es presente y futuro.

Es difícil de no hablar de guerra cuando el número de mujeres asesinadas por sus parejas, desde que se recuentan, superan el número de vidas que se llevó por delante ETA. El feminismo liberal es sinónimo de centrismo, falta de radicalidad y ambición transformadora; lo mismo que es Ciudadanos, un freno de emergencia.

Por último, déjenme hablar de los sustentos femeninos a los que ha recurrido Ciudadanos para hablar de feminismo liberal: se trata de Clara Campoamor. Y se basan en una sola frase y quizás en las series que han producido TVE, por ejemplo. Para entender a Campoamor, sus argumentos y motivaciones, quizás hace falta entender que significa ser liberal y, sobre todo, radical en la España de la Segunda República; también haría falta entender cual es el proyecto del republicanismo de mercado de Condorcet, por ejemplo. Es tomar los hechos de manera ahistórica y, especialmente, como lo que hacía el Lazarillo de Tormes: memoria selectiva. No solo, Ciudadanos es un aberración teórica, sino que, además, trata mal la memoria de nuestros mejores políticos.

Ciudadanos, como en el chiste judío del principio, se dice feminista, para recordarnos que no es y que no le gusta serlo. Quizás por eso ha tenido que ponerle una postilla para estar cómodos. Liberal solo funciona como velo clasista en el discurso de Ciudadanos y no tiene ningún sustento teórico del feminismo liberal, que a pesar de sus diferencias con el que escribe, sí que sabe defenderse. Por suerte, las feministas movilizadas sí que piensan sobre seguridad, derechos reproductivos y sexuales, la institución de la familia, sobre paternidad y maternidad y como conciliarlas, piensan sobre todo, desde lo universal y la esperanza transformadora propia de quienes saben lo que se juegan si se quedan en casa.

[Imagen de Efe noticias]

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