8 de Marzo: una historia olvidada

El 8 de marzo ha caído en una espiral de pérdida de memoria: la mercantilización y la falta de análisis de clase puede socavar su potencialidad rupturista con lo establecido.

Como muchos sabréis, ayer fue 8 de marzo, comunmente conocido como el Día Internacional de la Mujer. Desde hace unos años atrás, en ese mismo día se han convocado huelgas y manifestaciones que han arrasado las calles y han hecho que se nos oiga. Según El País, en Madrid se estima que más de 350.000 personas se manifestaron por sus calles y también fueron numerosas en el resto de ciudades y pueblos del Estado Español.

De todos modos, por mucho que estas cifras nos alegren y nos den esperanzas, me gustaría señalar dos fenómenos muy importantes que han ocurrido dentro del movimiento feminista y esos son su obvia mercantilización y su pérdida de perspectiva de clase, que perjudican gravemente sus objetivos y su carácter revolucionario.

Empezaré por la primera, que es la mercantilización del Movimiento Feminista. Esto no es ningún hecho reciente y ya lo hemos presenciado anteriormente con el Día del Orgullo LGTB, que ha pasado de ser un día reivindicativo y combativo por los derechos y libertades de los miembros del colectivo a ser una fiesta dirigida al consumo y al exceso, patrocinado por grandes marcas con el único fin de sacar beneficio. Con el movimiento feminista no ha ocurrido exactamente lo mismo, pero hemos visto varias veces ya como los mensajes propios del feminismo liberal inundan tiendas como Stradivarius o H&M.

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Camisetas con mensajes feministas (stradivarius.com/hm.com).

La lógica capitalista sugiere que cualquier desviación sea castigada hasta que sea rentable, es decir, hasta que se mercantilice y se pueda sacar beneficio de él. De esa manera, “descafeinando” el feminismo y extrayendo de él cualquier ápice de pensamiento crítico y combativo, haces que parezca inofensivo y hasta divertido. Vemos a mujeres poderosas y famosas afirmando orgullosas que son feministas y que a la mujer “se la debe escuchar” y que “tiene que ser visible”. Por eso, ante las noticias sobre lo multitudinarias que fueron las manifestaciones de ayer, debemos ser críticos e indagar en el por qué y en el cómo. En este caso, una de las razones por las que el feminismo se ha vuelto tan aceptado entre la población es porque ha perdido todo su significado y toda su historia, llegando a convertirse en una moda.

El feminismo dispone de una teoría y una práctica. Si solo nos centramos en lo exterior, en los mensajes genéricos y nada profundos de “feminismo es igualdad” y “arriba la lucha de las mujeres”, perdemos una gran parte de lo que es el movimiento feminista y la aparente concienciación de la población se vuelve un tanto irreal.

El feminismo debe ser crítico y combativo con la asociación entre patriarcado y capital, ya que si olvidamos completamente la lucha obrera el feminismo no nos sirve de nada, pues se convierte en arma para que las mujeres de las élites puedan ganar más sueldo y romper el llamado “techo de cristal”. Un claro ejemplo de ello ha sido la famosa comida organizada por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, la víspera del 8 de marzo donde juntó a diferentes empresarias para discutir sobre feminismo y el papel de la mujer.

El segundo fenómeno, que consiste en la falta del análisis de clase, tiene que ver con el primero, pues están estrechamente relacionados. Como he dicho al principio, el 8 de marzo se conoce como el Día Internacional de la Mujer y popularmente se cree que sus orígenes datan de una huelga que fue convocada en Estados Unidos a principios del siglo XX donde más de cien trabajadoras murieron quemadas dentro de la fábrica.

Realmente la política alemana Clara Zetkin fue la promotora original de establecer el día 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en la II. Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Dinamarca en el año 1910. Claramente, tenía a sus espaldas varias décadas de lucha obrera y lucha por los derechos de la mujer y la propuesta no nació de la nada. Por ejemplo, las socialistas estadounidenses llevaban celebrando desde 1908 el Women’s Day debido a las protestas que estaban llevando a cabo las trabajadoras textiles.

Por lo tanto, cabe destacar que le debemos este día (parcialmente) a las mujeres socialistas y que conmemora la lucha de la mujer trabajadora, desterrando así de este día a la mujer burguesa.

La perspectiva de clase dentro de feminismo no solo es necesaria sino vital, pues no debemos considerar compañeras de lucha a mujeres que aplastan a otras y se benefician del capitalismo. La reina Leticia no es mi compañera, las dichosas Kardashian no son mis compañeras y, desde luego, el verdadero cambio no va a tener rostro de mujer con camiseta feminista diseñada por Amancio Ortega y confeccionada por una mujer explotada y esclavizada de Bangladesh.

Muchos abogan por no politizar un día como el 8 de marzo, pero cómo no vamos a hacerlo si nació del socialismo y de la lucha obrera. Cómo no vamos a politizar un día que debería revolver conciencias, un día que debería recordarnos cómo de mal están las cosas, un día para recordar a las que ya no están y a las que hicieron tanto por el movimiento, a tantas que fueron simples víctimas del patriarcado y a otras muchas que siguen resistiendo.

Por eso mismo y por mucho más, a las feministas no nos queda otra que gritar “¡Patriarcado y capital, alianza criminal!

Por Irantzu Oria

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